Un cliente me pidió que le hiciera un Buzonela Mini pintado en color amarillo y negro, tal como estuvieron pintados los buzones de correo en los años ’60 y ’70.
Así que puse manos a la obra y le hice el buzón en miniatura que me pedía. Por supuesto que el cliente quedó muy satisfecho con la pieza, que es la número 3 de este modelo en miniatura. Les recuerdo que estos buzones de tan solo 12 centímetros de altura son meras piezas decorativas y no alcancías como sus hermanos más grandes. Si alguien está interesado en un Buzonela Mini tan solo se tiene que poner en contacto conmigo para ver cuánto tiempo puedo tener de demora en cumplir con su pedido. Mauricio Uldane Artesano entelador
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El año 2003 marca el inicio de la construcción de los buzones alcancías por mi parte. Primero como un regalo para mi amiga Inés Dzienczarski y más tarde como una producción seriada, numerada y fechada.
Exactamente el 8 de abril de 2003 comenzó la era de los buzones alcancías. Ese día fue el cumpleaños de mi amiga Inés. Mostrar ese primer buzón alcancía fue descubrir un mundo de sensaciones y gratos recuerdos, de parte del público. Eso me decidió a iniciar la producción de buzones alcancías. En un principio fueron de un tamaño más grande y por sugerencia de algunas personas comencé con una medida más chica. Ya era a mediados de 2003 y así arrancó una nueva etapa de los buzones alcancías bautizados Buzonela. Han pasado casi diez años y esos buzones chivos siguen en producción. Superé las 200 unidades fabricadas y se siguen vendiendo. El año 2007 marcó la suma de nuevos colores a los buzones alcancías. Luego de una serie de averiguaciones y contactos con la gente del Museo Telegráfico y Postal. Comencé a pintarlos en los otros colores que tuvieron en su historia en la Argentina. Así aparecieron los buzones amarillos y negros y los azules y amarillos. Todos estos buzones son réplicas de los buzones de las esquinas de Buenos Aires. Durante el año 2008 armé varios buzones grandes entelados, que había sido los iniciadores de toda esta fiebre de los buzones alcancías. Un regalo de cumpleaños para mi cuñado, Marcelo Ramírez, fue el que comenzó la producción de buzones alcancías de diferentes tamaños. Tanto fue el éxito que quedó como un producto más del catálogo de artesanías enteladas. Estos buzones grandes son los que comencé a ofrecer en alquiler para casamientos, 15 años, fiestas y demás actividades que necesitan de un buzón con cerradura, como por ejemplo un encuentro de autos para la votación del mejor auto. Esto ocurrió en la 4ª Expo Auto Argentino que se realizó el 14 de abril de 2013. En la primavera de 2011 arrancó el servicio de alquiler de buzones y ya han sido varios casamientos que han contado con un buzón grande en el salón de fiesta, tanto para recaudar dinero como receptáculo de buenos deseos y augurios. Por último en 2012 se inicia la producción de buzones medianos a pedido de algunos clientes. Otra medida más de alcancía para ahorrar monedas o billetes. Así hoy existen tres tamaños de buzones: el chivo con una capacidad de ahorro de 450 monedas de 1 peso o de 2 pesos; el mediano con un almacenaje de 1000 monedas de igual valor que el chico y el grande con una capacidad de ahorro sin mensurar por el enorme tamaño que tiene. Una reseña de la producción de buzones alcancías a lo largo de sus primeros 10 años de vida. Los buzones siguen dándome satisfacciones y sorpresas que no acaban nunca de producirse. Mauricio Uldane artesano entelador El primer buzón alcancía que armé fue a mediados de 1999. Lo hice para Quique Pesoa, un juntador de cosas viejas, no de antigüedades. Le regalé algo antiguo, pero hecho en la actualidad. Para este primer buzón recurrí a la memoria y por eso la puerta la hice al revés. Más tarde investigando fotos me di cuenta del error. La alcancía buzón tenía en su interior la saca en donde caen las monedas. La bolsa en cuestión se puede sacar del interior y cerrar la boca por medio de una soguita.
Mi cuñado, Marcelo Ramírez, empezó a decirme que él también quería un buzón alcancía. Lo tuve dos años penando. Un día se me apareció por casa con un cilindro de cartón de más de un metro de alto por 15 centímetros de diámetro. Ya no podía negarme a construirle un buzón. Puse manos a la obra y para su cumpleaños, en 2002, le regalé su ansiado buzón. Al cumpleaños de mi cuñado vino una amiga en común, Inés Dzienczarski, cuando vio el buzón quiso uno de inmediato. “No tan grande, uno más chico porque quiero empezar a ahorrar”, palabras de mi amiga. Ahí comenzó otra etapa. Para el cumpleaños de ese año no se lo hice, tuvo que esperar al año siguiente. Para entonces había conseguido otro tipo de cilindro o cono de cartón que me permitió armar el buzón con cerradura, tal como le había hecho a mi cuñado. Así fue como el 8 de abril de 2003, cumpleaños de Inés, se convierte en la fecha de inicio de la serie de buzones alcancías con cerradura. Ese día tenía que concurrir a mi odontólogo, el Dr. Carlos Alonso. Al cual le mostré el regalo para mi amiga Inés. Quería que se lo dejara. Tuve que explicarle que era un regalo para una amiga que cumplía años ese mismo día. Lo convencí y arreglé hacerle otro buzón, lo quería para su nieto. Mi día siguió con una visita a la radio. Por aquel tiempo Quique Pesoa tenía un programa, “La vereda”, en Radio de la Ciudad (OnceDiez). Mostré el buzón y otra vez el mismo efecto: “quiero uno”. Esta vez la que me pedía un buzón era Pupi Neufeld, locutora de la radio. Nuevamente accedí a hacerle otro buzón que le regalaría a una amiga. Mientras viajaba a la casa de mi amiga Inés pensaba que algo había en los buzones que atraía a la gente de esa manera. Para eso mi amiga ya sabía que le llevaba de regalo un buzón. Le mostré el buzón a Pesoa y este lo describió al aire, como solo él sabe hacerlo. La madre de mi amiga era oyente del programa y la llamó por teléfono para contarle lo del buzón. Esos buzones eran más altos que los actuales. Por pedidos de varios potenciales clientes reduje el tamaño y el precio. De estos buzones hice 12 piezas hasta la fecha. De los otros, los actuales más petisos, tengo armados, hasta el momento de escribir estas líneas, 170 piezas. De mi paso por las calles de Palermo Viejo nacieron los buzones para guardar billetes, además de monedas. Los clientes que visitaban la zona me pedían buzones para ahorrar billetes en cambio de monedas. Tuve que modificar las gargantas, así se denominan las entradas, de los buzones. Ya que los normales tienen una aleta interna que impide sacar la moneda que se metió, salvo que se abra la puerta. A mediados del año 2007 incorporé los otros colores históricos de los buzones. Me tomé el trabajo de acercarme al Museo Postal y Telegráfico para averiguar datos técnicos de los buzones. Allí Soledad Maidana y Carlos Barba me atendieron muy bien, dándome toda la información que les solicite. La idea era hacer una serie de buzones pintados en amarillo y negro y en azul y amarillo, colores que fueron usados por el correo oficial en diferentes etapas de la historia de la empresa postal. Clientes que compran contentos y algunos hasta reinciden en la compra. El fenómeno buzón tiene distintos motivos que mueven recuerdos o sentimientos. Para los más viejos les recuerda los buzones de las esquinas. A otras personas les rememora las cartas que dejaban en su interior cuando eran muy chicos y algún adulto tenía que alzarlos para poder ingresar el sobre. Muchos recuerdan como ahorraban en buzones alcancía de lata o plástico en su infancia. Los sentimientos son cálidos y afectuosos para con los buzones alcancías. Los buzones están muy presentes en la memoria colectiva de los argentinos. Aunque para algunos es una cosa del pasado, sin embargo en algunos barrios de la ciudad de Buenos Aires siguen prestando su servicio al Correo Argentino. Por eso sigo vendiendo buzones, y la gente los compra contenta. Mauricio Uldane artesano entelador |
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Noviembre 2018
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